jueves, 17 de mayo de 2007

[adhesiones] José Juan Barba

Me sumo al manifiesto en lo que entiendo es el 100% de su ideario, sin embargo en su contenido formal quizás tan sólo el 90 % y por tanto me gustaría aportar, matizar o enriquecer el primer punto con una breve disertación:

Pensamos que la arquitectura tiene vocación de ser construida para ser habitada por las personas conforme a los recursos y patrones técnicos, culturales y de sensibilidad que corresponden a cada tiempo, situación y lugar. Pensamos también que tradicionalmente la humanidad asumió la arquitectura y las ciudades como actos de protección de las personas y de dominio sobre la naturaleza.

Entiendo que el manifiesto tiene un carácter generalista intentando aglutinar voluntades diversas más allá del colectivo de arquitectos, aun y así creo que en este punto establecería dos matizaciones en torno a cómo se instrumentalizan el concepto de “lugar” y también el de “naturaleza”. Son dos conceptos que puede parecer no estar tan relacionados y es posible que puedan ser interpretados como antagónicos.

- Creo que la idea de “lugar” es tan amplia y tan ambigua que a pesar de sus ancestrales referencias, cuando tan sólo se refiere a la definición de un espacio cuantificado geométricamente no es tan interesante como cuando lo es interpretado como un espacio ontológico, un espacio donde se relacionan los individuos con otros o con otros espacios, los espacios que son capaces de generar identidad, son los lugares que me interesan. Podría explicarlo un poco más y extenderme, pero creo que sería motivo de otro momento.

- La interpretación del lugar con parámetros geométricos, me lleva al segundo concepto, el de “naturaleza”. No es del todo cierto que la arquitectura sea el reflejo de dominio sobre la naturaleza, lo es en una interpretación clásico-romana, cuando el “Augur” con su “litus” decide donde esta el centro de conexión del universo con la tierra y a partir de ese momento surge el “cardo” y el “decumanus”. En una concepción clásico-griega esta relación no es tanto de dominio como de dialogo con la naturaleza. La realidad es que a lo largo de la historia se han producido, situaciones de dominio sobre la naturaleza, de instrumentalización de la naturaleza como telón de fondo, como escenografía referencial de la arquitectura, como elemento higienizante de la arquitectura, como pozo sin fondo de recursos. Algunos pensamos, como por otro lado se ha reproducido en manifiestos en los últimos quince años desde Rio de Janeiro, que la arquitectura no debe ejercer una situación de dominio sobre la naturaleza, pues es la consideración instrumental, geométrica y tan sólo cuantificadora, que esta llevando a su desaparición. La naturaleza es un capital que debe dialogar al mismo nivel con el capital científico, artístico o humano.
No quiero que esto se interprete como una defensa ecológica, ni nada parecido, es mucho más complejo y difícil de sintetizar en tan pocas palabras.

Resumiendo, creo que la arquitectura debe responder al lugar como espacio ontológico e interpretarse como acción necesaria “en” la naturaleza, pero no “sobre” ella.

El último número de METALOCUS, que ya ha salido, esta dedicado a la idea de paisaje y lugar y creo que aclara estos esbozos que te he apuntado.

En cualquier caso mi sincera enhorabuena por hacer que la arquitectura se dignifique, sea integradora, pueda ser un referente y una vez más me permita pensar que ser arquitecto sirve de algo en esta sociedad.
Un cordial y afectuoso abrazo,

José Juan Barba
www.metalocus.es

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