Sintonizo con las buenas intenciones expresadas en el texto, excepto quizá con la de hacer arquitectura "sin adjetivos" lo cual se parece mucho una declaración de estilo. Si éstos se refieren a las capacidades propias de la arquitectura, es cierto que puedan -muchas veces- ser inadecuados. Los adjetivos, sin embargo, no pocas veces son la riqueza de una obra. No me imagino a un buen escritor prescindiendo de los matices que éstos le permiten. Ni un "Quijote" ni un "Macbeth" nos hubieran llegado sin su ayuda.
Arturo Frediani
lunes, 21 de mayo de 2007
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